

Amigos, el Evangelio de hoy contiene la plegaria de Zacarías en el nacimiento de su hijo, Juan el Bautista.
Esta plegaria es especialmente valiosa para sacerdotes, religiosos y todos los que rezan la Liturgia de las Horas diariamente. Se llama “Benedictus”, por su primera palabra en latín o el “Cántico de Zacarías”. Lo que es maravilloso de esta plegaria (y por qué la Iglesia pide a sus ministros que la recen diariamente) es que resume magníficamente la historia entera de la salvación, colocando a Jesús y a Juan en el contexto de la gran historia de Israel.
En el cántico, Zacarías señala conmovedoramente al bebé Juan el Bautista, diciendo, “Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo”. Lo llama con el nombre más alto para un profeta, nabi en hebreo —un vocero de Dios. Todos los profetas — Isaías, Jeremías, Daniel, Ezequiel, Joel, Oseas— miraban hacia el cumplimiento de la alianza, la conquista de los enemigos de Israel, el establecimiento de la alabanza correcta. Juan es visto aquí como el último y más grande de los profetas del Antiguo Testamento. Su rol es, como el de todos los profetas, “ir delante del Señor a preparar sus caminos”. Su rol es señalar, explicar, indicar —y luego desaparecer.
Reflexionemos: Juan el Bautista dijo sobre Jesús, “Él debe crecer; yo debo disminuir”. ¿Qué significa esto y cómo podría aplicar a ti también?
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